Autor: admin

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. – El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.   Eduardo galeano El libro de los abrazos, El...

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La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tu le has dado.

Un hijo y su padre, estaban  caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: «aaaaaahhhhhhhhh!!!!!». Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: «aaaaaahhhhhhhhh!!!!!». Con curiosidad el niño grita: «¿quién está ahí?» Recibe una respuesta: «¿quién está ahí?» Enojado con la respuesta, el niño grita: «cobarde» Y recibe de respuesta: «cobarde» El niño mira a su padre y le pregunta: «¿qué sucede?» El padre, sonríe y le dice: «Hijo mío, presta atención» Y entonces el padre grita a la montaña:  «te admiro» Y la voz le responde: «te...

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El elefante y la estaca

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y...

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Estados de ánimo

A veces me siento como un águila en el aire. Unas veces me siento como pobre colina y otras como montaña de cumbres repetidas. Unas veces me siento como un acantilado y en otras como un cielo azul pero lejano. A veces uno es manantial entre rocas y otras veces un árbol con las últimas hojas. Pero hoy me siento apenas como laguna insomne con un embarcadero ya sin embarcaciones una laguna verde inmóvil y paciente conforme con sus algas sus musgos y sus peces, sereno en mi confianza confiando en que una tarde te acerques y te mires, te mires al mirarme. Mario...

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Troya – Eternidad

  Los hombres viven obsesionados por la inmensidad de lo eterno. Por eso nos preguntamos: ¿tendrán eco nuestros actos con el devenir de los siglos? ¿Recordarán nuestros nombres los que no nos conocieron cuando ya no estemos? ¿Se preguntaran quienes éramos? ¿La valentía que demostramos en la batalla o lo apasionados que fuimos en el amor?   Troya...

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