Quiero compartir el mito de la diosa fortuna con ustedes…

Zeus, el capo del Olimpo, era un poco promiscuo: se acostaba con lo que pasaba. De sus amores con una mujer nació una hija llamada Fortuna. Con el correr de los años, Fortuna se convirtió en la preferida de Zeus. Entonces, Zeus decidió armar un plan para tener a Fortuna siempre cerca. Y le pidió a Mercurio que le enseñara a correr. Mercurio le enseñó a correr hasta que, ya adolescente, Fortuna corría más rápido que cualquier humano, e incluso, más rápido que el mismo Mercurio.

Fue ahí cuando Zeus armó su plan. El plan era este: hizo que el néctar y ambrosía, sustancias que mantenían a los dioses jóvenes, sanos e inmortales, fueran destilados de cada fruto que aparecía cada mañana. Pero también hizo que los rayos del sol deterioraran los frutos para que ningún humano pudiera consumirlos.

¿Qué sucedía?

Hacía falta alguien que recogiera los frutos antes que fueran dañados por los rayos solares. Esta tarea requería de una persona muy rápida. ¡Qué mejor que Fortuna!. Fortuna se hizo cargo de este deber. Cada mañana, antes de que el sol asomara, Fortuna recorría, rápidamente y a toda velocidad, toda la tierra recogiendo los frutos antes de que fueran dañados por el sol.

Contaban los griegos, que si uno atrapaba a la diosa Fortuna en ese camino, los dioses se asustaban tanto, temerosos de perder su alimento, que para que uno la liberara concedían el deseo que se quisiera.

Atrapar a la diosa Fortuna significaba tener lo que uno quería. Pero atrapar a la diosa Fortuna no era fácil. En principio porque la diosa Fortuna era muy veloz. Segundo porque tenía un capricho muy extraño: odiaba que su pie pisara su huella. Por eso, jamás pasaba dos veces por el mismo lugar.

Hay que pensar varias cosas si uno quiere atrapar a la diosa Fortuna:

Es imposible atrapar a la diosa fortuna persiguiéndola desde atrás. Hay que verla venir. Porque si uno quiere seguirla desde atrás, jamás la alcanza porque corre más rápido que nadie. Hay que verla venir.

Además, hay que estar alerta, porque si pasa a tu lado y no estás alerta y te perdiste el momento de atraparla, estás listo. Y cuidado con quedarte parado en el mismo lugar esperándola… porque la diosa Fortuna odia poner el pié sobre su huella, y si ya pasó por aquí, jamás volverá a pasar.

De qué se trata esta historia. He vivido toda mi vida en alerta y he visto a la Fortuna cuando venía; estaba alerta y la atrapé cuando se acercó.

¿Por qué siempre cuento que tuve esa suerte?. Hay otros más capaces, más inteligentes que yo. Y todavía no les ha pasado que la diosa Fortuna venga hacia ellos. Si ellos siguen buscando la van a encontrar.

Esta es la llave de la historia que les quería contar. Hay que estar alerta, hay que poder abrir los ojos, hay que poder…

Y uds. ¿qué piensan?…

Jorge Bucay