¡Hay que tener un amante!
Muchas personas tienen un amante, otras quisieran tenerlo. Están las que no tienen amante o lo tenían y lo perdieron. Estas últimas personas son las que habitualmente entrevisto en mi consultorio, me cuentan que están tristes o que tienen distintos síntomas enfermizos, como por ejemplo insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o dolores diversos. Agregan que sus vidas transcurren de manera monótona , solitaria y sin expectativas. Que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en que ocupar su tiempo libre. Se sienten aburridos y desesperanzados. En consultorios anteriores, lograron la condolencia de un...
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