Un maestro budista viajaba a pie con sus discípulos, cuando se dio cuenta de que discutían entre ellos quien era el mejor.
– Practico la meditación desde hace quince años – decía uno.
– Hago caridad desde que salí de la casa de mis padres – decía otro.
– Siempre he seguido las enseñanzas de Buda – decía un tercero.
Al mediodía, pasaron debajo de un manzano para descansar. Las ramas estaban cargadas, y llegaban al suelo con el peso de las frutas. Entonces el maestro habló:
– Cuando un árbol está cargado de fruta, sus ramas se doblan y tocan el suelo. Así, el verdadero sabio es aquel que es humilde. Cuando un árbol no tiene frutos, sus ramas son arrogantes y altivas. Así, el loco siempre se cree mejor que el prójimo.
Paulo Coelho
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