«…Estuve haciendo el rutinario recorrido de quien tiene el pecho reventado: desde el extremo Este hasta el extremo Oeste de la ciudad, beberse todo el alcohol, fumarse todo lo que haga llama, meterse todas las drogas. Destruir el hígado, llenar de sombra los pulmones, aniquilar un montón de neuronas y ver así si este maldito, tarado, brutísimo corazón aprende algo de la vida y de la muerte…»
Roberto Martínez Bachrich Sifilíticos e integrados
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