Me gustan los ordenadores. Por algún motivo congenio con ellos. Me gusta saber que cuando algo no funciona puedes apagar y encender de nuevo el ordenador; es una solución mágica.
Creo que no estaría mal que ocurriera lo mismo con las personas, que cuando no entendieras a alguien, cuando algo fuera realmente extraño, pudieras reiniciar a esa persona, apagarla y encenderla de nuevo.
Eso sería lo primero que aportaría a nuestro mundo; lo segundo sería el icono «deshacer» de los procesadores de texto como el Word. Me parece una función maravillosa. Si te equivocas y clicas deshacer, esa flecha que gira, vuelve a aparecer lo último que habías hecho.
No sé cuántas veces al día pulsaríamos el deshacer. Estoy seguro de que una media de 100 o 200 veces al día. Jamás nos parecería que tomamos la decisión adecuada.
El mundo amarillo
Albert Espinosa
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