Sufriríamos menos si las relaciones
se basasen en la libertad de elegir,
pero las construimos en base a la necesidad.
Necesidad de tener a alguien,
necesidad de “pertenecer a alguien”.
En realidad los humanos
somos seres esencialmente libres.
Nos encadenamos a otros
por tener una sensación de seguridad y estabilidad,
pero la vida siempre nos zarandea
y nos pone a nueva gente en el camino.
Unos se van, otros se quedan un tiempo;
nos enamoramos y nos desenamoramos,
nos acostumbramos y nos desesperamos…
la vida es movimiento, pese a los anclajes
a los que nos aferramos para parar el miedo al futuro
Coral Herrera
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