b&n-hombre-viajero-camino-niebla-luna-llenaA un año del principio, ya no me corrían duendes por la tripa, ni le veía tan guapo, ni tan tierno, ni tan sabio. Conocía de memoria todas sus sonrisas, sus caricias, sus gestos, sus historias y su cuerpo. No es sólo que ya no fuéramos capaces de sorprendernos, es que ya ni siquiera lo intentábamos, anclados como estábamos en la cómoda rutina de una vida tranquila.

Podría haber durado años y no habría estado mal, pero un día a un año del principio, se me ocurrió pensarlo. Y al pensarlo, me di cuenta de que yo cada vez volvía más tarde del trabajo y él cada vez se traía más trabajo a casa y recordé que ambos queríamos, no hace tanto, tener poco trabajo y mucho tiempo para nada. Así que metí mi ropa en su maleta, compré chocolate para su nevera y me fui de su casa dejándole el hueco de mi cabeza en su almohada.

Y empecé de nuevo otro principio y no quise mirar atrás. Dejé el trabajo, me compré una moto y me dejé llevar. Y volvieron a mi estómago los duendes y a mi cara el viento y a mis ojos, cada día, lugares nuevos y a mis labios besos que nunca había probado y todo iba bien.

Pero sucedió que un día, a un año del principio, se me ocurrió pensarlo. Y al pensarlo me di cuenta de que todas las carreteras eran, en realidad, muy parecidas y que todos los besos sabían siempre a despedida y que el viento manchaba siempre mi cara del humo que desprenden los camiones y recordé que, no hace tanto, yo quería que mi moto me llevase a alguna parte. Así que vendí mi moto, alquilé un cuarto y conseguí un trabajo.

Y empecé, de nuevo, otro principio y no quise mirar atrás. Pero hoy, a un año del principio, me ha dado por pensarlo. Y al pensarlo, sin poder evitarlo, he vuelto la vista atrás y he visto una vida llena de principios y de años y me he sentido tentada de quedarme para siempre en mi cuarto con mi vieja soledad. Y no he podido. Y he devuelto las llaves y he dejado el trabajo y aquí estoy, en este bar, mirando a ver cómo lo hago para volver a empezar, de nuevo, otro principio un poco más cansada.

 

Nuria Gómez de la Cal