Viviendo en el futuro
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Leer másAgo 22, 2013 | Audiovisuales, Charlas y Documentales |
Cuando tienes una banana, por lo general lo pelas desde la parte superior, y eso es mucho sufrimiento. A veces se aplastan, a veces es dificil de abrir, y la razón es que no seguimos a los expertos. ¿Quiénes son los expertos con las bananas? Los monos. Si uno mira como un mono pela una banana, la pela desde abajo. Así que cuando uno aprende como pelarla desde abajo, como hacen los expertos, entonces se sufre menos. Del mismo modo, cuando la gente viene a los expertos, los monjes, aprenden como meditar, como soltar el sufrimiento y el dolor de la vida. Demasiadas cosas en la vida suceden porque pelamos la banana del lado equivocado, y es por eso que tienes dolor y sufrimiento. Así que ven y aprenden de los monjes, para aprender a pelar la vida del lado correcto para que no quede toda aplastada y...
Leer másAgo 19, 2013 | Proverbios, Citas y Refranes |
Dar un abrazo, es recargar el corazón,con los latidos del otro. Jorge Almada...
Leer másAgo 10, 2013 | Suspiros |
Mamihlapinatapai es una palabra del idioma de los indígenas yámanas de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la “palabra más concisa del mundo”, y es considerada como uno de los términos más difíciles para traducir. Describe “una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar«...
Leer másAgo 5, 2013 | Suspiros |
A un año del principio, ya no me corrían duendes por la tripa, ni le veía tan guapo, ni tan tierno, ni tan sabio. Conocía de memoria todas sus sonrisas, sus caricias, sus gestos, sus historias y su cuerpo. No es sólo que ya no fuéramos capaces de sorprendernos, es que ya ni siquiera lo intentábamos, anclados como estábamos en la cómoda rutina de una vida tranquila. Podría haber durado años y no habría estado mal, pero un día a un año del principio, se me ocurrió pensarlo. Y al pensarlo, me di cuenta de que yo cada vez volvía más tarde del trabajo y él cada vez se traía más trabajo a casa y recordé que ambos queríamos, no hace tanto, tener poco trabajo y mucho tiempo para nada. Así que metí mi ropa en su maleta, compré chocolate para su nevera y me fui de su casa dejándole el hueco de mi cabeza en su almohada. Y empecé de nuevo otro principio y no quise mirar atrás. Dejé el trabajo, me compré una moto y me dejé llevar. Y volvieron a mi estómago los duendes y a mi cara el viento y a mis ojos, cada día, lugares nuevos y a mis labios besos que nunca había probado y todo iba bien. Pero sucedió que un día, a un año del principio, se me ocurrió pensarlo. Y...
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