Si podemos hacer el camino y peregrinar juntos sin ninguna intención o propósito, sin buscar nada, tal vez, al regresar descubramos que, sin saberlo, nuestros corazones han cambiado.

Merece la pena intentarlo. Cualquier intento o propósito, cualquier motivo o meta implica esfuerzo, un afán consciente o inconsciente de llegar, de alcanzar.

Me gustaría proponer que emprendiéramos un viaje juntos en el que ninguno de estos elementos esté presente. Si podemos hacer el viaje, y si estamos lo suficiente alerta para observar lo que encontraremos en el camino, tal vez, cuando regresemos, como sucede con todos los peregrinos, descubramos que nuestros corazones han cambiado.

Creo que eso es mucho más significativo que inundar la mente con ideas porque las ideas no cambiarán fundamentalmente a los seres humanos. Las creencias, las ideas, las influencias pueden hacer que la mente se ajuste superficialmente a cierto patrón, pero si podemos hacer el viaje juntos sin ningún propósito, simplemente observando como si fuéramos a lo largo de la amplitud, profundidad y belleza de la vida, entonces de esa observación puede surgir un amor que no es sólo social o ambiental, se trata de un amor en el cual no hay uno que da y otro que recibe, es un estado del ser libre de toda demanda.

Por tanto, al emprender ese viaje juntos, tal vez, podemos despertar algo más importante que el aburrimiento o la frustración, el vacío o la desesperación de nuestra vida cotidiana.

Jiddu Krishnamurti