Me hallaba comtemplando la belleza de un amanecer con su radiante sol golpeando en mis ojos. Reinaba la tranquilidad. Los pájaros entonaban lindas melodías, las hojas de los arboles danzaban mientras el poderoso viento pasaba susurrando a mis oidos grandes verdades. Y entonces se desviaron mis pensamientos, retrocedieron hasta llegar a mi niñez; era lindo porque en ese momento con los ojos cerrados pude observar dentro de mi todo aquello que habia hecho durante 22 años: era como retroceder un video, sus imágenes eran muy nítidas.

niña-pequeña-piel-rotaEntonces encontré una niña que jugaba, se veía muy feliz; y creo que así lo era, en sus ojos brillantes podia ver sus sueños, su tranquilidad, su inocencia. Sí, para ella todo era fácil, dependia totalmente de sus padres, quienes le daban todo su amor y protección. En sus juegos imaginaba cuentos, creaba historias…su vida era todo un paraíso; para ella era difícil comprender lo que ocurría tras aquel bello paisaje, lo que ocultaban los ojos de sus padres. Es más, no le interesaba mucho. Estaba como hipnotizada con aquella belleza, con aquel resplandor.

Pero el tiempo pasaba y los juegos ya no eran tan divertidos, sus padres le dieron alas para que descubriera cuanto dolor había, cuanta infelicidad reinaba, los medios de comunicación la fueron llenando de prejuicios, de miedos, de deseos. Ahora tenía que estar en igualdad con el mundo, seguir sus modas, conseguir todo cuanto apareciera en el mercado. Conseguir lo que para ellos era el éxito, hacer todo cuanto dijeran que había que hacer. Le entregaron un paquete de órdenes, costumbres y un manual de como se vivia.

No la dejaron pensar, no la dejaron despertar su verdadera identidad. Tenía que obedecer los codigos de la sociedad. ¿Y cuál era el precio? Se volvió exclava de su propia vida, de su propia mente, se volvió prisionera de una vida que poco entendia, dejó de maravillarse ante la hermosura de la naturaleza, todo se había vuelto costumbre. Se canso de admirar, la alegría de vivir se convirtió en un sin fin de preocupaciones.

¿Qué iba a hacer en aquel mundo?  ¿Qué tenía que hacer ahora que todo había cambiado? ¿Seguir enredada? ¿Seguir ahogándose más en un océano material?

Empezó a indagar, empezó a buscar, a rehusar, no quiso seguirle la corriente a las normas impuestas por la sociedad; quiso despertar. Romper las cadenas que la ataban. Sabía que detrás de todo eso como lo llamaban falsamente felicidad no habia más que aflicción, desconformismo, vacio. Sabía que detrás de esos papeles con números no iba a encontrar más que cosas materiales que el tiempo las destruía.  Que detrás de esa inalcanzable fama solo encontraba el olvido, y la soledad. Que detrás del poder, solo hallaba enemigos.

Entonces… ¿por qué seguirles el juego? ¿Por qué creer que allí estaba la tan anhelada felicidad?

No quería seguir enredándose más en esa telaraña de hipocresía, de ilusión, de sueños sin sentido. ¿Pero cuán difícil era salir, cuán atada se encontraba?  ¿Y cómo salir?  ¿Y qué hacer al salir? ¿Tú tienes las respuestas?

Yo sí. Busca un guía en tu vida, busca ese ser que te puede sacar de la desilusión, busca esa guía que te puede ayudar a despertar la relación perdida con la naturaleza, busca el faro que te saca de la oscuridad. ¿No has encontrado ese guía?

Búscalo… ¡YA!

Radha Charan